miércoles, 23 de noviembre de 2011

UN ALEMÁN, UN IRLANDÉS Y UN ESPAÑOL LLEGAN A PALESTINA


UN ALEMÁN, UN IRLANDÉS Y UN ESPAÑOL LLEGAN A PALESTINA

Empieza aquí el maravilloso chiste intercultural de Boris, Paul y Pedro en el país de las tres religiones.

Boris
Paul

 Pedro


Muy de mañanita, día 22 de Noviembre del 2011, Paul y yo hemos cogido juntos un taxi hasta el aeropuerto de Tegel. El taxista, al ver la monstruosa maleta de mi colega le ha preguntado si se queda una semana más que yo... Nos ha preguntado con qué compañía volamos y nos ha dejado delante de un letrero con el logo de Air Berlin. Pero la táctica no ha funcionado. Al mirar los letreros luminosos ha pasado lo que me temía, nuestra terminal está donde Dios perdió el gorro, al otro lado del aeropuerto. Hemos caminado deprisa pero sin prisa hasta la terminal C pero los números de facturación sólo llegaban al 59 y nosotros teníamos el 80. Nos han dicho que tenemos que ir más allá... al otro lado de la cafetería. Y allí nos hemos dirigido para descubrir que os números se acababan esta vez en el 79. La señora de detrás de la barra del número me ha gritado repetidas veces colgada del teléfono con un maravilloso acento inglés-alemán "In the other Terminal!" a lo cual yo respondía igual de insistente que ella "Which terminal?" al final ha resultado que teníamos que salir a fuera. Allí había una tienda de campaña enorme donde sí hemos encontrado nuestro número y Tel-Aviv, nuestro destino.

El previsor Boris, nuestro alemán y guía, hizo la facturación en línea. gracias a ello no hemos tenido que mezclarnos con los analfabetos informáticos ni hacer cola. Al vernos tan decididos, una señora ha venido a preguntarnos que donde se tiene que poner para ir a Anatolia... Nosotros le hemos contestado que no teníamos ni idea. Luego he comprendido que la pregunta que quería hacernos era que porqué tenía que hacer cola ella y nosotros no. Le he enseñado el papelito y le he explicado que tenía que haberlo sacado por internet. Al fin su marido abochornado la ha hecho volver a la cola y nos ha dejado en paz. De todas formas hemos entrado los últimos ya que Boris ha llegado tarde porque nos estaba esperando en la entrada en la otra punta del aeropuerto.

La señorita nos ha pedido que le enseñáramos el billete de vuelta. No teníamos más que el check in... Paul le ha preguntado que si lo podía enseñar en la pantalla del ordenador. Ella ha contestado que no. Yo he preguntado asustado si por culpa de esto no podríamos volar. Ella ha contestado que en efecto... por suerte la colega más mayor y experimentada ha hecho una llamada y lo ha arreglado todo. 

Hemos pasado el control anti bombas sin muchas dificultades.

Y al entrar en el corral de embarque unas simpáticas jovenzuelas nos han sonreído. Luego han cambiado su sitio en los bancos para sentarse cerca de nosotros.

Al entrar al avión resulta que se sentaban detrás de nosotros. Boris ha entrado rápidamente en contacto con ellas mientras Paul intenta dar una cabezada y yo escribo estas líneas en el reverso de las 20 tarjetas de embarque repetidas que imprimé anoche a la una antes de salir de la oficina con todo el material listo.




Luego se han puesto todos a dormir.


Hasta aquí el primer texto con el que pienso bombardearos los próximos 20 días.


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